Atendiendo a la tabla de clasificación el partido del pasado
sábado tenía todos los visos de ser un auténtico paseo para los nuestros.
Invictos, líderes en solitario, mejor defensa y ataque del grupo, listos para
salir a morder tras el susto de la semana anterior en Pino Montano,… Y enfrente
una víctima propicia para recuperar sensaciones. Capillitas del Guadalquivir,
un equipo que sólo había ganado un par de partidos en todo el año y que
languidece en el penúltimo puesto de la clasificación. Sin embargo, aún y con
todo esto, observando cómo se desarrollaban los primeros minutos del partido,
nada parecía señalar que la diferencia entre ambos conjuntos fuera la apuntada.
Porque sí, porque nuevamente el primer cuarto de la Jugo
dejó bastante que desear, tanto en ataque como en defensa. Acelerados, sobre
confiados, sin prestar atención a las marcas, lentos al rebote, volviendo a
atascarnos ante una simple zona más preocupada en mantener la posición que de
cortocircuitar el movimiento de balón rival… No es de extrañar que
transcurridos más de nueve minutos de juego fueran Capillitas quienes dominaran
en el marcador, con todo merecimiento, merced a su acierto en el tiro exterior
(9-8).
Ese primer cuarto se cerraría con una última canasta croata
que mandaba el partido a los dos minutos de descanso con una nimia ventaja en
el marcador, pero la sensación de que las cosas no se estaban haciendo nada
bien. Momentos para recuperar sensaciones, refrescar ideas y tener claro que
una vez más tocaba ganar el partido desde la defensa.
Y parece que la cosa caló en nuestros jugadores, porque
desde el mismo momento de empezar los segundos 10 minutos, la Jugoplastika
parecía otro equipo. Uno que se asemejaba bastante más a ese que aún no conoce
la derrota y gana por casi treinta puntos de diferencia sus partidos. La
presión en las líneas de pase empezaba a surtir efecto. Las pérdidas de balón y
los malos tiros eran la tónica habitual en el ataque de capillitas y los
croatas comenzaban a correr la pista con Héctor y Junco como punta de lanza,
cuando no eran Charly y Popi quienes solucionaban el ataque desde la pintura.
Un doctor Jekyll y Mister Hyde en toda regla que nos
permitió romper el partido (25-11 al descanso) y que dejaba la suficiente
ventaja en el marcador como para poder hacer las cosas con más calma como así
parecían apuntar los primeros compases del tercer cuarto, ahora con Dani Abello
cogiendo la manija del ataque dálmata. Minutos de juego alegre, rápido, directo
al aro que veían como la brecha en el marcador continuaba ensanchándose (41-19,
min. 30) gracias a la mayor profundidad de un banquillo croata que tenía
minutos de importancia para todos sus miembros.
Pero hete aquí, que nuestro señor Hyde particular no quería
dejar el partido tan fácilmente y volvió a aparecer en un último cuarto que fue
un claro muestrario de lo que no hay que hacer cuando vas dominando un partido
y sólo queda darle la puntilla. Capillitas, lejos de tirar la toalla, seguía
apretando sin dar un balón por perdido y frente a la desidia de las filas
aurinegras fueron capaces de endosarnos un parcial de 8-0 que obligaba a Juan
Manuel a pedir un tiempo muerto con poco más de un minuto por jugar simplemente
para dar un toque de atención que al menos sirvió para ganar el cuarto merced a
dos postreros triples (el último sobre la misma bocina) que dejaban el marcador
final en 59-30.
Nuevamente volvemos a salir victoriosos, pero las segundas
lecturas están ahí para quien quiera verlas. Los partidos duran cuarenta
minutos y llegará un momento en que no valga jugar sólo un cuarto para sestear
el resto del tiempo. Cómo decía aquel: “las estadísticas son como los bikinis,
enseñan mucho pero tapan lo mejor”. Así que, en un partido como éste, siempre
hay que mirar un poco más allá de los 30 puntos de diferencia finales.
Quedan 6 finales.
Anotadores: David L. (6), Alfred (5), Héctor (17), Junco
(12), Pablo (-), Charly (2), Carlos (2), Jose (-), Popi (9), Juan Manuel (0),
Dani (6), Paco (-)
UN, DOS, TRES,…SPLIT!
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